Tal
vez muchos de ustedes, al enterarse de que la Feria del Libro se aproxima, hacen sus
planes y deciden ir. Llega la fecha, van
una vez, y eso fue todo.
Este
año, mis compañeras y yo asistimos a la
Feria por lo menos tres veces cada una. Nuestras visitas a este evento fueron
en distintas ocasiones, y esto nos permitió darnos cuenta de notorias
diferencias a medida que pasan los días
de su duración.
Luego
de pensar bastante para estar seguras de no olvidar nada, resumimos la lista de
diferencias en la imagen a continuación:
Lo
que más llama la atención es la poca
actividad los primeros días de Feria, tanto en los pabellones como en el patio
de comidas, y el contraste con la gran concurrencia el último día.
Una
probable teoría es que las personas, sabiendo que la FIL se inaugurará, deciden
posponer su visita hasta el último día, bien sea por falta de tiempo, porque
piensan que si van los primeros días no estará todo listo y no podrán ver y
disfrutar todo lo que el evento tiene para ofrecer, o tal vez, porque les llega
tarde la noticia de la apertura de esta “fiesta de libros”.
Los
expositores, sabiendo esto por experiencia, no se preocupan y se toman su tiempo en terminar de organizar
todo. Es así como a tres días de la inauguración, todavía pueden verse estands
en construcción en los pabellones.
El tercer día de Feria, en el pabellón juvenil, podían verse trabajadores ocupados en algo... |
Y esto fue lo que resultó de su trabajo. ¿Qué día lo habrán terminado? |
Por
supuesto, esto es únicamente una suposición, pero son los hechos los que la
originan y sustentan.
Es
una muy mala situación, porque hay quienes se emocionan y asisten los primeros
días, pero al ver que no está todo preparado y en funcionamiento se van del
lugar más decepcionados que satisfechos.
Otra
desventaja de esta manera de hacer las cosas es que se crea una gran masa
humana recorriendo los pasillos el último día (nosotras lo vivimos). Y no sólo
los pasillos, porque el apelotonamiento empieza desde las filas para ingresar.
Esto es sencillamente porque el público no es distribuido, por así decirlo, en
los diferentes días que dura la Feria.
¿Cómo
podrían paliarse estas diferencias?
Quizás
si los ciudadanos en general estuvieran informados con bastante anticipación,
sabrían a qué quieren ir y qué no les interesa ver. Entonces no se amontonarían
todos para el último día.
Sin
embargo, es también responsabilidad de los organizadores y los expositores el
preocuparse por tenerlo todo listo incluso antes del día de la inauguración.
Hay quienes no van al principio porque suponen que no todo estará terminado, y
tienen razón, al menos en esta ocasión.
A continuación tenemos una serie de imágenes que muestran las diferencias entre los primeros y los últimos días de la Feria.
Al empezar...
Pocas personas asistieron durante los primeros días |
Si bien esta fotografía está algo borrosa, permite apreciar lo vacíos que estaban los pasillos durante los primeros días |
Los juegos en el pabellón juvenil, desiertos |
El estand de los jigotes el tercer día de la FIL |
El local de helados Cabrera tuvo poquísimas ventas al principio |
El inicio de la Feria no fue beneficioso para Crepes de France |
Pero el último día...
La larga fila para entrar |
Había más gente en los estands |
Los pasillos estaban casi repletos |
El pabellón infantil, muy concurrido |
¡Los encargados de los juegos en el pabellón juvenil al fin tenían trabajo que hacer! |
He aquí una panorámica de los juegos del pabellón juvenil el último día de FIL |
El estand jigote, con un buen grupo de visitantes alrededor, sacó las empanadas el último día |
Los "caminantes" fueron apartados en las esquinas |
Me sorprendió ver que había fila para comprar un crepe |
El local de Cabrera tenía clientes ese día |
También el de Queen Burger |
Fuera de los pabellones, la gran cantidad de gente hacía muy difícil el encontrar un lugar para sentarse un rato |
Ana Carola Artigas me regaló su autógrafo en uno de los libros que compré: "Manjar para el corazón de los jóvenes" |
Federico Morón (o el Gatonegro) se encontraba firmando su libro "Los estados del Gatonegro" |
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