miércoles, 11 de junio de 2014

Gabo vive en sus obras

Paseando por la feria, dando una mirada rápida a todos los puestos de venta, noté algo que tenían en común la mayoría de ellos. En casi todos se encontraban libros del recién fallecido escritor Gabriel García Márquez. 

Escuche a varias jóvenes y mujeres mayores preguntar por algún libro específico de dicho autor, que supuse deben ser obras muy buenas para que sean tan requeridas en la Feria del libro. 

Me acerqué al encargado de dicho puesto y le pedí que me dé el nombre del mejor libro de 'Gabo'. La verdad es que muchos libros de él no conozco, y el único que tuve la oportunidad de leer fue 'Amor en tiempos de cólera', que por cierto fue increíble, así que me sorprendí al ver que me daba un libro de tapa color roja con negro y letras amarillas, con un título que no había escuchado jamás. 'Noticia de un secuestro' fue aquel libro que me vendió y el único que compré durante toda la feria. 

Yo estaba feliz, eufórica, porque ese instante busqué en Internet opiniones de este libro y tenía muy buenos comentarios, pero mi sonrisa cayó cuando el vendedor, con cierta decepción, me dijo: ''¿Por qué siempre esperan a que un escritor se muera para recién salir corriendo a leer todos sus libros? Gabo tuvo mucho éxito, pero nunca tanto como después de su muerte''.

Al principio no le hice mucho caso y llegué a mi casa y comencé a leerlo esa misma noche. 

Dos días y medio después, lo terminé. El libro es una belleza, es pura documentación periodística y con un paisaje perfecto para la historia. En pleno auge del narcotráfico, secuestran a periodistas para sobornar y amenazar al gobierno. Se vive en carne propia el sufrimiento y el desespero de los secuestrados y de los familiares de estos. Me encantó la manera en que Alberto Villamizar, marido de Maruja Pachon, una de las secuestradas, hace todo lo posible para recuperar a su amor, incluso llegar hasta Escobar, el jefe del cartel. 

Después de pensar bastante en este libro, vinieron a mi mente las palabras de ese señor vendedor y quedé atónita, perpleja. Nunca me había puesto a pensar en eso, nunca se me ocurrió que si, aunque Gabriel García Márquez murió y sus obras siguen vivas para nosotros, hubiera sido mucho más gratificante para él, y para mi también, leer sus libros cuando aún vivía. 

De nada vale ya lamentarse, pero voy a seguir con lo que he estado haciendo. Seguiré comprando los libros de Gabo, porque aunque cometí el error de recién valorar su trabajo, es mejor leerlos tarde que nunca.






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